Informe especial_Capitulo_5_Grandes proyectos de infraestructura_para las Américas_Parte_2
por Marcia Merry Baker, Sara Madueño de Vásquez y Dennis Small
Sudamérica: la integración económica
En Sudamérica, el mapa 6 muestra las rutas ferroviarias prioritarias a construir, en especial para circundar el continente, a lo largo de la cadena Andina en el occidente (ver mapa 7), y con rutas transandinas claves que establecen la conexión interoceánica. Esta red servirá para integrar la creciente actividad económica. Para mediados del siglo 20, partes de Argentina y Brasil tenían significativas redes ferroviarias regionales, pero en los últimos 40 años se fue deteriorando, y nunca se construyó una red continental.
El mapa 8 muestra los proyectos prioritarios de mejoras hidraúlicas para la navegación intracontinental, así como para el control de inundaciones, generación eléctrica, irrigación y todos los demás usos. El continente está bien dotado de ríos navegables (líneas oscuras); los canales propuestos (líneas punteadas) constituyen las conexiones principales para formar una ruta fluvial continua tierra adentro. La Gran Hidrovía es el nombre que le da el experto brasileño profesor Vasco Azevedo Neto a la conexión norte–sur del sistema del Orinoco con el del Amazonas (ver núm. 3 en el mapa), y el de éste con el del Río de la Plata (4 y 7).
Desde la boca del Orinoco, siguiendo la vía fluvial hacia el norte por el Mar Caribe hasta Norteamérica, y luego vía las cuencas del Misisipí y del Tombigbee al interior de los EU, puede visualizarse una "gran hidrovía de las Américas" intercontinental.
El área sombreada de "concentración de la producción" que abarca partes de Brasil, Uruguay y Argentina (ver mapa 8), se refiere a la concentración de población e industria, en particular de la capacidad de máquinas herramienta, ciencia, investigación y desarrollo, y el potencial de producción de toda clase (en la industria de la aviación, el acero, automotriz, nuclear, agrícultura de alta tecnología, etc.) que puede proporcionar la transferencia tecnológica necesaria hacia el interior del continente, como lo indican las flechas sombreadas.
El Cerrado y el Río de la Plata
Los mapas 9 y 10 se centran en el aspecto agropecuario de este enorme potencial.
El mapa 9 muestra la región del Cerrado en Brasil, la enorme región de 205 millones de hectáreas, con agua abundante, que constituye el 24% de todo el territorio brasileño. El Cerrado lo atraviesan los ríos Araguaia, Tocantins (del sistema amazónico), San Francisco y Paraná. Su potencial agropecuario para la producción de todo tipo —ganado, cultivos, viticultura, no tiene paralelo, dotándosele de métodos de alta tecnología. Un ejemplo de esto es la soya, cuya producción en el Cerrado pasó de 0,3 millones de toneladas en 1975, a 11,3 millones en 1995.
Sin embargo, la pregunta es: ¿En provecho de quién se usará este espléndido recurso? ¿Para saquear con el libre comercio, o para el desarrollo del Brasil, las Américas y el mundo? Por ejemplo, el cartel mundial de los alimentos (Cargill, ADM, Smithfield, etc.) hoy usa la producción de soya en Brasil (actualmente el mayor productor del mundo) como una mercancía de exportación para el control mundial "librecambista" de los alimentos.
En realidad, está en la potestad soberana y el interés de Brasil determinar cómo desarrollar el Cerrado: qué cultivar, qué métodos usar, qué infraestructura construir, para provecho del bien público, y no para servir a las exigencias de este cartel.
"El síndrome del Cerrado" es el término que acuñó Lyndon LaRouche para referirse al principio general involucrado. En octubre de 2001, Larouche envió un documento titulado "El futuro de la agricultura de Brasil" a la conferencia "Brasil y el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas", organizada por la Cámara de Diputados de Brasil. LaRouche ahí habló de la necesidad de "administrar la biosfera" para transformarla a "niveles superiores de fecundidad", requisito necesario para la sobrevivencia del Brasil a largo plazo como nación, y para el "continente entero, actualmente en peligro. La realización del potencial del Cerrado ejemplifica la idea de misión que le urge adoptar actualmente no sólo a Brasil, sino al continente en su conjunto. Eso es lo que quiero decir con `el síndrome del Cerrado' ".
Al sur del Cerrado, el mapa 10 muestra las grandes obras hidráulicas para Argentina. En la región del Chaco, en el norte de Argentina, se propone crear todo un sistema de presas y canales para drenar y controlar las aguas en esta región, donde el terreno, caracterizado por una estación seca que alterna con las lluvias de verano y las inundaciones, está lleno de pantanos y matorrales. El control de las aguas abrirá el Chaco, junto con toda la cuenca del Río de la Plata (que abarca partes de Uruguay, Bolivia, Paraguay y el sur de Brasil, así como Argentina), a una productividad fabulosa y a nuevos asentamientos.
Hacia el sur, las Pampas son famosas en todo el mundo por sus extensas praderas, su tierra fértil, sus enormes planicies aptas para la maquinaria agrícola, su abundante agua y su clima templado. Las presas y obras hidraúlicas propuestas para los sistemas fluviales sureños aumentarán aún más la productividad de esa región.
Perú: el reto que Dios le puso a los ingenieros
La accidentada geografía peruana, con los aparentemente inhóspitos altos Andes, es el reto que Dios le puso a los ingenieros. Los mapas 11 y 12) muestran los detalles de lo que puede conceptualizarse como la propuesta de tres corredores de desarrollo, en base a puentes terrestres que conectan los oceános Pacífico y Atlántico.
Comencemos por el norte. Desde el puerto industrial de Paita, seguimos hacia el este por una ruta carretera o ferroviaria (sería mejor un tren, pero los planes carreteros ya están en construcción) de unos 200 km de largo, hasta Saramirisa, un futuro puerto industrial al borde de la selva. Así se aprovecha el paso de menor altitud a través de los Andes en el Perú, llamado el Paso de Porcuya (a 2.400 metros sobre el nivel del mar). Las rutas ferroviarias y carreteras intersectarían luego el sistema fluvial del Amazonas en el río Marañón, para así pasar por Brasil y llegar al Atlántico.
En el segundo corredor, el central, seguimos al este desde Lima hasta Iñapari, en la frontera con Brasil. Los brasileños tienen el plan de unir a Iñapari hacia el lado del Atlántico con São Paulo, y hay una propuesta para conectarlo también con Salvador, más al norte (ver mapa 6). En Perú, el empalme ferroviario crítico necesita extenderse hasta Pucallpa, y de ahí a la frontera brasileña.
El corredor del sur, o de los "libertadores", que se remonta a la época de la Independencia, parte de los puertos industriales de Matarani e Ilo, siguiendo al este hasta Desaguadero, y de ahí a La Paz, Bolivia, un trecho de 460 km. Este corredor ya cuenta con una recién terminada carretera, y el Gobierno peruano proyecta construir otros 1.200 km para interconectarlo con Juliaca, Puno y otras localidades. Perú y Bolivia tienen acuerdos para promover la construcción de un tren entre Ilo y La Paz, y posiblemente un gasoducto entre Ilo y Cochabamba en Bolivia, para llevar el gas boliviano hacia el oeste, a los puertos del océano Pacífico.
Los proyectos energéticos de Perú (ver mapa 12) son esenciales para proporcionar la energía necesaria para el desarrollo de la metalurgia, las manufacturas, la agricultura avanzada, etc. El potencial hidroeléctrico es gigantesco. Tan sólo aprovechando el potencial del río Marañón en el norte, con la construcción de 20 plantas, se alcanzaría una capacidad combinada de generación de 12.000 MW; el equivalente de la gran presa de Itaipú, ¡y más del doble de los 5.000 MW de la capacidad instalada actual del Perú! Muchos otros ríos tienen sitios excelentes para la generación hidroeléctrica, como muestra el mapa. Perú (y Bolivia) también tiene reservas enormes de gas natural. El famoso proyecto nuclear Neolmar se ubicaría cerca de Saramirisa en el norte; y hay otro proyecto nuclear para el Lago Titicaca en el sur.
Colombia y Centroamérica
Así como en el caso del Perú, existen proyectos de infraestructura vitales para cada nación de Sudamérica, para Centroamérica y las islas del Caribe, y para todo el hemisferio, a la espera de un viraje político y financiero mundial. El espacio limita lo que podemos presentar aquí, pero el mapa de Colombia va al punto (ver mapa 13).
En Colombia existen pocas ferrovías principales (en negro), y se necesitan nuevas líneas (doble línea) que integren a la nación y que conecten a Colombia hacia el exterior: con Ecuador (vía Pasto); con Brasil (vía Leticia); con Venezuela, mediante dos líneas nuevas hacie el este; y con Norteamérica, vía una línea troncal al norte hacia Centroamérica, que pasaría por el Tapón del Darién. El reto de ingeniería consiste en enfrentar la trifurcación de la cordillera de los Andes (que va de norte a sur) en la mitad occidental del país, la cual, sin ferrocarriles y transporte adecuados, deja aisladas a regiones enteras de Colombia.
El mapa de Centroamérica (ver mapa 14) muestra las propuestas para construir un "canal seco interoceánico" (en El Salvador y Honduras), un "nuevo canal de Panamá" a nivel, probablemente en el Tapón del Darién, y la vital línea férrea hemisférica para interconectar las Américas.
La propuesta del "canal seco", aunque de menor escala que los demás proyectos hemisféricos, es igual de decisivo en términos de forzar un cambio en la perspectiva política. Se espera que la construcción de un nuevo puerto para contenedores en La Unión, El Salvador, comience a principios de 2004 en el golfo de Fonseca, con ayuda de un préstamo de Japón. Las instalaciones prestarán servicio a El Salvador, Honduras y Nicaragua; pero con tan sólo la construcción de 100 km de nueva carretera (línea doble en el mapa), para conectarlo con Puerto Cortés en Honduras, existirá un nuevo puente terrestre entre el océano Pacífico y el Atlántico. ¡Un camión con contenedoros podría ir del Pacífico al Atlántico en siete horas y media!
El recurso más importante: la población
El potencial de desarrollo, hoy paralizado, en El Salvador, ejemplifica la situación de todo el hemisferio: los últimos 40 años de viraje hacia el libre comercio, mano de obra barata y hostilidad al desarrollo infraestructural, han significado la profundización de la pobreza y migraciones forzadas para decenas de millones de personas en todo el hemisferio. Por toda Iberoamérica han surgido megaciudades con millones de personas desplazadas —la Ciudad de México, Lima, Buenos Aires, Río de Janeiro y otras— sin ninguna infraestructura para atender a la población. Millones se han reubicado en los campos de trabajo esclavo lamados maquiladoras, que, por definición, tampoco cuentan con infraestructura. Muchos otros han huído de América Central y del Sur hacia los EU o Canadá, impulsados por la necesidad de sobrevivr. El Salvador ha sufrido una gran emigración, al igual que otros países centroamericanos. Las remesas de dólares de los emigrantes hacia sus paises de origen hoy constituyen una fuente fundamental de ingresos en toda Centroamérica y México. De hecho, los mexicanos que trabajan en los EU envían unos 10 mil millones de dólares anuales a México, que se ha convertido en la segunda fuente más importante de divisas del país, después del petróleo, y en el mayor flujo de remesas de todo el mundo (Wall Street está tomando pasos para apoderarse de buena parte de este flujo de dinero).
México tendría hoy una población de entre 120 y 125 millones de habitantes, en vez de su población actual de 101 millones, si no fuera por los 21 millones de mexicanos —18% del total— que viven en los EU. De éstos, 9 millones (documentados e indocumentados) nacieron en México, y 12 millones de méxico–americanos nacieron en los EU de padres mexicanos.
El mapa 15 muestra la región de mayor emigración de México hacia los EU (sombreado oscuro), que coincide de forma significativa con la zona de mayor concentración de población en el centro del país. En el estado de Zacatecas, ubicado en lo que sería la "zona de desarrollo" de nuestro programa para el Gran Desierto Americano, la mitad de la población se ha ido a vivir a los EU.
México:población, migración y desarrollo
En conjunto, al menos 33,1 millones de habitantes, de los 292 millones en los EU, eran inmigrantes (documentados e indocumentados) para el 2002. Esta es la cifra más alta de la historia de los EU, y el mayor porcentaje en 70 años. El 52% de los inmigrantes a los EU son iberoamericanos; México solo aporta el 30%.
¿Cuál es la alternativa a esta destrucción? Lanzar los proyectos de infraestructura, comenzar la reconstrucción de las economías nacionales y emprender el comercio de interés mutuo, y proscribir las prácticas de trabajo esclavo y libre comercio. Con los millones de empleos nuevos que resultarían, los pueblos de las Américas podrán construir, no dejar, sus tierras natales.
Energía para el desarrollo económico
El abasto de energía abundante y barata es fundamental para el proceso de reconstrucción económica. Esto implica la combinación adecuada del uso de los depósitos de combustibles fósiles, con alta tecnología, del potencial hidroeléctrico en donde sea posible, y de la reanudación del desarrollo de la energía nuclear en todas partes. Hay depósitos importantes de combustibles fósiles en muchas partes de las Américas, desde carbón, petróleo y gas en Alaska y el Yukón, hasta gas natural en Perú y Bolivia, además de los famosos depósitos de peteróleo y gas mexicanos, venezolanos, y de Texas y Oklahoma. Pero el enorme potencial hidroeléctrico sin explotar está en Sudamérica. En los EU, los hidrólogos calculan que ya se ha alcanzando más del 80% del potencial represable en los ríos principales, como el Colorado, el Columbia y otros, donde se construyeron sistemas de gestión de aguas en los 1930 y los 1940, gracias al fomento de Franklin Delano Roosevelt a la construcción de infraestructura.
Pero en Sudamérica, la gran presa de Itaipú sobre el río Paraná ilustra el hecho de que en todo el continente hay muchos sitios favorables para la construcción de presas para generar electricidad, así como para la gestión de aguas, la navegación, etc.
Sin embargo, el desarrollo de la energía nuclear es la fuente de energía más avanzada y de mayor densidad energética, y el que debe reiniciarse a todo vapor. Poco después de que el presidente Eisenhower anunció en 1953 el programa de "Átomos para la Paz", Argentina se convirtió en el primer país que firmó con los EU un acuerdo de cooperación para el uso pacífico de la energía nuclear. Su primer reactor, Atucha I, entró en operación en 1974, y el segundo, Embalse, en 1983. Para 1979, se contemplaba la construcción de otras cuatro plantas nucleares, que empezarían a funcionar entre 1987 y 1997. Pero nunca fructificó. La depresión económica mundial y la austeridad impuesta por el FMI detuvieron todos esos programas. Hoy, sólo el reactor Atucha II se ha completado en un 80%.
En Brasil ocurrió algo parecido, aunque los científicos ya realizaban experimentos con energía de fisión desde los 1930. Hoy sólo dos plantas nucleares funcionan en Brasil, Angra I (1982) y Angra II (2000).
En México, el plan del presidente José López Portillo (1976–82) contemplaba la construcción de 20 plantas nucleares. Hoy sólo existe una.
En todas las Américas, hay 124 plantas nucleares funcionando ahora, de las cuales 104 están en los EU, 14 en Canadá, 2 en Argentina, 2 en Brasil y 1 en México. Hace 50 años, los ingenieros decían: "¡2000 para el 2000!", que el mundo necesitaba 2000 plantas nucleares para el año 2000. Pero ya en el 2003, no hay más de 441 en todo el mundo.
No existe ningún impedimento científico o de seguridad que debiera detener el desarrollo de la energía nuclear. Se trata de una guerra política, en la que es fundamental ganar la pelea por restablecer la regulación gubernamental de la energía en el interés público, y proceder entonces a construir infraestructura.
Durante la era de Enron, en la que los nuevos piratas de la energía estafaron al estado de California, esos mismos piratas se apoderaron de buena parte de los sistemas energéticos de América Central y del Sur. La propia Enron compró gasoductos en Colombia, Venezuela, Brasil y Bolivia. Diversas empresas extranjeras compraron la parte mayoritaria de las acciones de las empresas eléctricas de las naciones iberoamericanas, de modo que para el 2000 controlaban 26% de toda la electricidad en la región. Por ejemplo, en Chile, la firma estadounidense AES y la española Endesa se apoderaron de 76% de la capacidad instalada; en Bolivia, las firmas estadounidenses GPU, NRG y PPL tomaron el 96%; y en Argentina, AES y Endesa controlan el 52%. Estos intereses ahora exigen que el FMI obligue a Argentina a que los usuarios del servicio eléctrico paguen precios exorbitantes a los intereses extranjeros, sin importar las consecuencias enacionales.
La movilización de LaRouche en los EU para romper esa horca política y financiera de una vez por todas, abre la perspectiva para un desarrollo hemisférico sin precedentes, y de esperanza y paz mundial.
El Puente Terrestre Mundial
Los últimos mapas muestran el Puente Terrestre Mundial (ver mapas 16 y 17). En especial visto desde la proyección polar, se transmite la idea de que todo el planeta es uno, que el Puente Terrestre Mundial es una sola ruta continua que puede integrar y desarrollar la Tierra entera, desde Tierra del Fuego en Sudamérica, hasta el cabo de Buena Esperanza en África. Nos recuerda la realidad de que la mente y la creatividad humanas son factores determinantes, y también el recurso más importante a desarrollar, al desarrollar la condición físico–económica del mundo.
El Puente Terrestre Mundial, proyección polar
*EL CAPITULO 5 ES PARTE DEL INFORME ESPECIAL :"LOS ESTADOS SOBERANOS DE LAS AMÉRICAS", PUBLICADO POR EIR INC. , EL INFORME IMPRESO SE PUEDE ENCONTRAR EN LA OFICINA DE EIR EN EL PERU: AV. CANEVARO 1591 - LINCE
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